FOTO1
Actualmente los residuos de producción de orujo de vino tinto se arrojan en el campo, se esparcen en los caminos de la bodega o se entregan a empresas que producen aceite de pepa de uva o compost

Se recolectaron muestras de residuos de producción de distintas variedades de orujo de vino tinto las que – junto a 14 especies de frutas y hortalizas pertenecientes a 18 comunas de las 3 provincias de la región que ya han sido muestreadas- serán analizadas para la generación de los primeros prototipos de alimentos funcionales de la Región.

La segunda semana de mayo, el equipo técnico del proyecto FIC Transferencia Investigación Oportunidades de Negocios en Alimentos Funcionales realizó muestreos de residuos de producción de distintas variedades de orujo de vino tinto en las comunas de Chépica y Rancagua.

En dos bodegas de dichas comunas se recolectaron residuos de tres agricultores, los que serán analizados en el laboratorio del Núcleo de Biotecnología de Curauma (NBC), centro perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde se estudiará cuáles son los componentes que se podrían rescatar para la generación de los primeros prototipos de alimentos funcionales de la Región.

Los agrónomos encargados de ambas bodegas, Jorge Corona y Félix Cuadra, se mostraron entusiasmados con los resultados que el estudio podría entregar ya que actualmente los residuos de producción de orujo de vino tinto se arrojan en el campo, se esparcen en los caminos de la bodega o se entregan a empresas que producen aceite de pepa de uva o compost.

“Este muestreo es muy relevante ya que industria vitivinícola en la región representa el 35% de la producción nacional en vino, si encontramos una alternativa de valoración para el residuo de producción de orujo, podríamos contribuir a mejorar la competitividad de las empresas vitivinicultoras y por lo tanto de la región”, explicó Felipe Urrutia, Jefe Técnico del Proyecto Oportunidades de Negocios en Alimentos Funcionales.

Este es el sexto muestreo realizado por el estudio. Durante la primera recolección, realizada en agosto, se recogieron cebollas, alperujo de aceite de oliva y quínoa en Chépica, Nancagua, Paredones, Pumanque, Marchigüe, Peralillo y Lolol. En octubre se recolectaron tomates, zapallos, maíz, naranjas y cerezas en comunas como Santa Cruz, Chimbarongo, Quinta de Tilcoco y Machalí. Mientras que, en diciembre, las especies muestreadas fueron cerezas maduras, arándanos, pomelos, peras y naranjas, en la comuna de Codegua, entre otras. La primera semana de marzo se almacenaron ciruelas, tomates y pomelos en las comunas de Rengo, Graneros, Placilla, San Vicente de Tagua Tagua, Pichidegua, Peumo y Las Cabras. También en marzo, se recolectó uva, frambuesa, mora cultivada y durazno en diversas comunas de la región.

El estudio, ejecutado por la Corporación del Libertador y financiado a través del fondo de Innovación para la competitividad del Gobierno Regional de O’Higgins y su consejo Regional, que busca darle valor a compuestos que se encuentran en descartes frutícolas de la Región de O`Higgins – frutas u hortalizas que no son utilizadas y generalmente se transforman en desechos o son quemadas por los agricultores- está siendo desarrollado por un equipo multidisciplinario de la Corporación del Libertador, en conjunto con profesionales del NBC.

Los profesionales del estudio han muestreado 14 especies de frutas y hortalizas, pertenecientes a 18 comunas de las 3 provincias de la región y ahora se enfocarán en los análisis de laboratorio en la búsqueda de posibles prototipos para la obtención de compuestos de interés con valor comercial para la formulación de un alimento funcional.

Dejar respuesta