La Zona de Valle Cachapoal, al Maule, se sub divide por efectos de herencia y mayorazgos (herencia de tierras q favorece al mayor de los Hijos).El Gobernador del Reino nombra a sus representantes como personal militar y administrativo, y en la zona nacen las primeras parroquias.
Al nacer las primeras parroquias en la zona esto agita y en gran medida las ideas de religión y de sometimientos de los Indios hacia la Corona del Rey de España. El sistema da resultados y para acentuarlo aún más, se subdividela zona creando las Parroquias de Río Claro, San Fernando De Tinguiririca, y Santa Cruz De Triana, logrando de impresionar a las tribus rebeldes que, en gran porcentaje se retiran al Sur de Chile, para seguir juntos a sus hermanos araucanos, la lucha que asombro al mundo por su tenaz resistencia.
Algunas tribus se negaron a salir de sus tierras y se abrazaron a ellas a través de una existencia que se prolongó más allá de mestizaje. Se transformaron en indígenas sometidos o, como se les llamó “buen huinca”, entre sus características estaba la de sus corazones nobles y bondadosos, como ratificando conceptos bíblicos que ellos no conocían.
Sin duda que los Promaucaes desde sus inicios hicieron extensas red de huellas, senderos y caminos, desmalezando los campos talando bosques, y así atan distancia de leguas. Dándole la formación física a la zona.
Rutas, senderos y caminos que sirvieron para sembrar la evangelización del Cura Doctrinero Padre Diego José Marín, transitaba portando su Biblia y los atuendos que le permitían oficiar misa como en La Puntilla de Panquehue, Mallohue, Río Claro y otorgar sacramentos cuando sus servicios eran requeridos. Las misas se hacían bajo una ramada, o en los corredores de casa de vecinos, siempre los más acaudalados de la comarca. Acá en la comarca Río Claro, oficiaba misas en casa del vecino Silvestre Agüero, nombre de uno de los primeros habitantes del lugar.
Para el Padre don Diego José Marín no importaban distancias, inclemencias ni horas del día. Siempre estaba presente donde se le necesitaba, con su rosario y su biblia. Era muy estimado y querido por los aborígenes quienes sentían por el aprecio y respeto. Algunos no lo miraban con buenos ojos. Pero él tenía una Fe inquebrantable en su Dios que lo acompañaba a todas partes protegiéndolo en su noble tarea evangelizadora la cual había consagrado su vida. En esta zona hubo muchos indígenas sometidos eran hospitalarios y extremadamente obsequiosos, capaces de entregar sus bienes cuando por la del convencimiento se le hacía notar la importancia que acarrearía la destinación de predios para ser explotados por la comunidad. Los conquistadores debieron recurrir muchas veces a este sistema y aún más buscaron cauces de unión de españolas con indígenas, con el objeto de aprovechar las tierras en sus beneficios.
Ahí está el caso del Cacique Guaglén que contrajo nupcias con una dama española, no antes haber recibido el sacramento de bautismo, en señal de sometimiento entregando él los terrenos donde asentaba “Rancahue” (lugar de rucas). El adoctrinamiento de los Curas fue dando sus frutos dado que lentamente se disipó la resistencia en esta zona.
Malloa estableció sus oficios religiosos por el año 1619. El Cura don Diego José Marín venía desde Malloa alrededor de los años 1700. Su trabajo eclesiástico fue concentrado en esta forma hasta el año 1730, más o menos, cuando se determinó establecer aquí, en Río Claro, a un Vice Párroco con las facultades propias de un Cura. Se designó para tales efectos a don Ignacio Espejo, mientras que a él se le trasladó como Párroco de San Fernando de Tinguiririca, ostentando el título de Primer Cura de San Fernando.
Nacimiento de la Primera Capilla Religiosa Católica, (1730) (Av. El Ciprés c camino Rinconada de M.) Primitivamente se le llamó iglesia del Río Claro y, posteriormente, “Santa Ana”, sea porque estaba enclavada en una zona que se había conocido desde antaño con el nombre de caseríos de Santa Ana o porque el Cura don Ignacio Espejo era devoto de la Virgen María. Esta Capilla quedó instalada antes de la construcción Cementerio Católico (1848).
Lamentablemente en esta Capilla en el año 1856, se produjo un voraz incendio derivado del volcamiento de una vela encendida en el altar cubierta de paños. Sólo se logró salvar el Cristo tallado en maderas y libro de partidas de entierro. A pesar del incendio se siguió oficiando misas en el mismo lugar pues se repararon techos y murallas se improvisó un oratorio. Hacia el año 1858, el párroco, Sr. Brayer, es trasladado a San Fernando y lo sucede en el cargo, don José Dolores Ginobés, al llegar este Cura a Rengo, es partidario de construir una nueva Iglesia en ubicación más central, porque con el paso del tiempo el camino Real en cuya vera se encontraba este Templo, había sido desplazado por el camino principal de Río Claro (Prat-Condell) y casi toda la construcción de vivienda se hacía entorno a la Plaza de Armasde la Villa en su actual emplazamiento. De tal manera que esta ubicación no se compadecía con el impulso que estaba adquiriendo la Villa de Rengo.
Antes de terminar esta crónica es necesario referirse al cementerio de la Villa de Rengo que, desde año 1820se hacía sentir le necesidad de contar de un recinto fúnebre donde enterrar a las muertos en un medio más equidistante de todos los puntos de la comarca porque el existente se encontraba a mucha distancia de la Iglesia Santa Ana de Rengo, se le conocía Cementerio de Los Pechoños y se ubicaba en la localidad de la Isla. Estaba a cargo de la congregación de los Padres Franciscanos. Más tarde ese Cementerio fue conocido también con el nombre de Cementerio De Los Coléricos. Ya que los fallecidos en Rengo, víctimas de la epidemia del cólera se enterraban en ese lugar, funciono hasta el año 1912.
Fundación Cementerio Católico de Rengo. Párroco de la Iglesia Santa Ana, don Antonio Nolberto Cristi, durante su período año 1848. Con la ayuda de la Municipalidad de Rengo siendo Alcalde don Francisco Meza. Compraron el terreno adyacente lado norte de la Iglesia Santa Ana, a Sr. Marcos Sepúlveda, en la cantidad de $ 75.000. Quedando ahí el cementerio oficial para la villa de Rengo. Iglesia y Cementerio juntos donde los Curas hacían los oficios religiosos y misas fúnebres invitando a pensar en los insondables misterios de la muerte y en la eternidad del alma.(Fuente. Libro Crónica de Rengo).
Fernando Zapata Abarca
Encargado de Proyecto Museo Histórico Municipal de Rengo.