Como todo Chile sabe, yo respaldo el legítimo derecho a la manifestación social. Pero con la misma decisión, rechazo toda forma de violencia política y con más fuerza, condeno con energía cualquier acto de saqueo, destrozo y delincuencia común, que nada tienen que ver con la legítima movilización.
En este segundo aniversario del estallido social que inició un proceso de cambios, conmemoramos la expresión social que ha hecho posible una Convención Constitucional que ya avanza en la redacción de una nueva Carta Magna que regirá los destinos de nuestra Patria. Esto es lo que nos une, no la violencia de unos pocos.
El proceso constituyente es la gran victoria del pueblo de Chile movilizado. La nueva Constitución será el gran legado del despertar de nuestro país. Legítimo y respaldado por una amplia mayoría en un plebiscito histórico, y quedará escrito en la historia como la construcción en paz de una democracia más plena y diversa.
Los actos de violencia y los grupos minoritarios que los protagonizan no tienen justificación. Tampoco el fracaso del gobierno en resguardar el orden y distinguir a manifestantes de delincuentes.
Rechazamos todos los actos de delincuencia común y violencia, que se esconden y disfrazan de protesta social. Estos deben ser perseguidos y sancionados con celeridad por la justicia. Al contrario de la caricatura montada por la derecha, no respaldamos ningún tipo de beneficio para los delincuentes comunes.
La manifestación pacífica de la gran mayoría de país, que quiere avanzar en paz hacia la justicia social, no puede verse empañada por quienes de manera irracional hacen el juego a los que quieren que todo siga igual.
