La intervención que se extendió por seis horas, fue por vía laparoscópica e implicó la extirpación total del recto y colon.

Mediante una técnica de intervención quirúrgica mínimamente invasiva, que disminuye importantemente el riesgo de padecer cáncer colorrectal, el equipo de coloproctología del Hospital Regional Libertador Bernardo O’Higgins (HRLBO), llevó a cabo una compleja operación a una paciente diagnosticada con poliposis adenomatosa familiar, enfermedad genética proclive al cáncer colorrectal, que se presenta con múltiples e incontables pólipos en colon y recto.
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“Esta intervención es sin dudas un hito para nuestro hospital, porque es una cirugía muy compleja, de subespecialidad, que implica, no solo un alto dominio del equipo, sino un avance importante en materia de salud pública, ya que no es muy común”, sostuvo el Dr. Gustavo Montesinos, coloproctólogo del HRLBO, quien destacó, “arrancamos de raíz un problema genético y evitamos la aparición de cáncer colorrectal”.

Esta es la primera cirugía panproctocolectomía con elaboración de un reservorio ileal, realizada exclusivamente por el equipo del Hospital Regional. Representa un enorme avance para la salud pública regional, dado que su resultado permite que “la paciente prescinda de la ostomía definitiva, lo que impacta positivamente en su calidad de vida y su rutina diaria”, añadió el especialista.

Pero ¿cómo se realizó la cirugía?

El facultativo del Hospital Regional, explicó que la intervención quirúrgica o panproctocolectomía, con elaboración de un reservorio ileal, se realizó en dos etapas. La primera, extirpando completamente colon y recto de la paciente, dejando una ostomía transitoria (incisión abdominal o estoma en que se adjunta una bolsa de drenaje externa que colecta las heces). Luego, en la segunda etapa, avanzando con la fabricación de un nuevo recto o reservorio, a partir del intestino delgado, cerrando con ello la ostomía.

Desafíos

Montesinos manifestó que “el primer desafío fue ejecutarla por vía laparoscópica, que, como alternativa a la cirugía abierta, y siendo mínimamente invasiva para la paciente, debía asegurarnos una mejor y más rápida recuperación, con menos incomodidades, lo que se cumplió. El segundo, devolver la funcionalidad, tras crear este nuevo recto, sin afectaciones para la paciente, lo que involucra que el reservorio llegara exitosamente a la pelvis y se uniera al remanente de ano con que ella contaba. Otro desafío, es el seguimiento, es decir, evitar las complicaciones post operatorias”.

La paciente

Mónica Ortiz, relató que antes de llegar a la intervención quirúrgica, observó algunos signos del problema, “el primer indicio de que algo no andaba bien fue el sangrado en las deposiciones, pero todos en mi familia sufríamos del síndrome de colon irritable, entonces yo pensaba que podía ser parte de eso”, añadiendo, “decidí hacer exámenes y una colonoscopia, que arrojó que tenía muchos pólipos”.

Ortiz, recordó que “tras recibir el resultado de los exámenes, me indicaron que la alternativa era sacar todo el intestino y el recto, usar una ostomía permanente, quedar sin control de esfínter”, agregando, “no quería operarme porque era una persona muy activa y con esto, iba a cambiar todo. El Dr. Montesinos y su equipo, me dieron la opción laparoscópica y la tomé. Hoy, no uso la bolsa, tuve una recuperación buena, tengo buen control de esfínter, me muevo, camino y salgo a todas partes con normalidad”.

El Dr. Montesinos finalmente subrayó, “el cáncer colorrectal es segundo en incidencia en hombre y mujeres en Chile, según las estadísticas  entregadas por la OMS el 2020,  una forma de evitarlo está en advertir los síntomas y realizar colonoscopías preventivas”.

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