La observación de niños pequeños desde el encuadre psicoanalítico se inició en Europa durante los años cincuenta, llegando en los ochenta a América Latina, validando la relevancia de la observación del bebé dentro de su contexto familiar, lo que permite a los profesionales de la salud mental efectuar postulados acerca del desarrollo infantil y detectar si hay perturbaciones en el vínculo temprano, entre otros. Y fue justamente lo anterior lo que motivó al hospital de Marchigüe a contar con una charla de Ricardo Riedi, sicólogo magíster en estudios sicoanalíticos por la Clínica Tavistock en Londres, quien llegó hasta el recinto asistencial de Cardenal Caro para dictar una charla sobre el método de Esther Bick, el cual ahonda en el análisis del comportamiento de los lactantes.
La idea que plantea este método es difundir una actitud, un estado mental, que favorezca el desarrollo del niño, del adulto, del grupo, de las instituciones y de la sociedad. Con el propósito de revisar estos aspectos del siquismo temprano y replicarlo con las familias, madres y padres de los usuarios de la Red Asistencial de O´Higgins, Ricardo Riedi, quien se desempeña en un COSAM (Centro de Salud Mental) de la comuna de Ñuñoa, en Santiago, compartió sus conocimientos con profesionales de diferentes hospitales de la Región.
¿Qué le pareció recibir la invitación para abordar estas temáticas en un hospital público?
-Es una invitación muy importante para mí, porque si bien yo también soy funcionario público, es difícil tener espacios para desarrollar estos temas en profundidad. Respecto de lo trabajado en esta jornada (psiquismo temprano, observación de bebes, y clínica de estados mentales primitivos), esta ha sido una oportunidad de devolverlos adonde pertenecen. La articulación y desarrollo de estas áreas de trabajo comienza y se mantiene en una institución pública como lo es la Clínica Tavistock.
Por diversos motivos y durante muchos años, este ha sido un lugar donde psicoanalistas y psicoterapeutas de esta orientación han trabajado sistemáticamente para llevar el psicoanálisis a la comunidad, tanto con el método intensivo y prolongado llamado psicoanálisis, como con diversas aplicaciones de sus teorías que buscan desarrollar aspectos de la función analítica, tanto en los usuarios como también en trabajadores (particularmente de la salud y educación). La idea es difundir una actitud, un estado mental, que favorezca el desarrollo del niño, del adulto, del grupo, de las instituciones, de la sociedad… es una actitud que busca pensarse profundamente y “aprender de la experiencia” (como diría W.R. Bion).
Estar expuesto a esta actitud fue lo que me llevó a formarme como psicoanalista, y mi identidad como tal está muy influenciada desde aquí. Por eso digo que, para mí, esta invitación es una oportunidad de llevar estas ideas adonde pertenecen, a la comunidad.
¿Cómo podría aportar la técnica de Observación de bebés a los profesionales de la salud?
-Esta es una buena pregunta, no es fácil, sobretodo porque está la tendencia a quedarse con la idea del ejercicio concreto más que con el efecto que tiene en un observador el ver como una guagua crece desde su primera semana de vida hasta que cumple dos años de edad. Pienso que este es un riesgo que alcanzó a identificar la Dra. Bick y que la llevó a diferenciarse de otras formas de estudiar la infancia.
De partida, la experiencia de aprender observando no es lo mismo que aprender estudiando. Esta es una postura muy psicoanalítica, donde la experiencia de estar conectado emocionalmente de una forma sostenida en el tiempo, realmente encuentre un espacio y transforme lo que había antes. No es lo mismo observar sólo por un par de veces, ni tener un doctorado en el tema donde se investigue y se estudie por cuatro o más años. El método Bick propone una forma de relación con ese niño y con la infancia. No se trata de comparar niños ni de tratarlos con sus familias, plantea la difícil tarea de tolerar la maravillosa experiencia de ver y pensar en cómo la complejidad del contacto entre el niño y su mundo va encarnándose en una forma de ser, en una personalidad única llena de significado.
El método busca facilitar el reencuentro con algo que es esencialmente humano, un contacto emocionalmente significativo entre personas y de una persona consigo misma. Esto se pierde en formas y grados variables por las maneras que tenemos de defendernos del impacto que nos genera la experiencia. El problema es que estas defensas, que traemos y/o que son movilizadas por las angustias y el dolor que generan ciertas experiencias, nos alejan de los demás y de nosotros mismo, creando un funcionamiento desconectado y protocolarizado, muy lejos de lo que necesita un paciente.
Los problemas de salud mental y salud en general se complican por el manejo de los trabajadores, equipos e instituciones. Por esto, una herramienta que apunte a sensibilizar a las personas de forma contenida lleva a potenciar la efectividad del trabajo que se hace, y también cuida la salud del equipo. El estar expuesto a una experiencia fundacional como lo son los primeros tiempos de un niño sirve de recordatorio para la reconexión con las bases de aquella actitud de apertura a la experiencia, que se nos es esquiva a veces. Esto no es algo que se pueda estudiar o entrenar con capacitaciones, de hecho muchas de las defensas más rígidas están ocultas detrás de sofisticadas teorías y acuciosos protocolos- creo que éstos son muy importantes pero que hay que usarlos con cuidado. En este sentido, esta es una intervención que no busca abordar en detalle la técnica sino fomentar aquella actitud, para lo cual debieran ser considerados todos los trabajadores no profesionales también, como parte del equipo (clínico).
En un país donde personas con distintas carreras o estudios pueden acceder a formarse como psicoanalistas (después de un riguroso y prolongado entrenamiento), es habitual escuchar en Inglaterra que a veces los mejores analistas no son los psicólogos o los médicos, que pueden tener la mente saturada de conocimientos que le hacen difícil sentir y entender lo que realmente está pasando. Por eso Bion decía que escuchar sinceramente era escuchar “sin memoria y sin deseo”. Eso en términos generales, pero hay cosas más específicas en lo que la observación de bebes es una contribución para todo trabajador:
-Aprender del desarrollo infantil mediante la experiencia directa.
-Desarrollar la sensibilidad e intuición frente a transferencias primitivas.
-Facilitar la construcción de la biografía de pacientes. Adultos.
-Comprender la complejidad de la relación entre el contexto y la personalidad.
-Entrenar funciones de observación, memoria y registro de la experiencia.
-Diferenciar claramente entre descripciones e interpretaciones.
¿De qué manera el psicoanálisis contribuye a la salud pública?
-Viendo tema desde otro vértice, voy a citar a Freud y su idea sobre las diversas aplicaciones para el psicoanálisis. Él pensaba que el psicoanálisis podía ser pensado como:
-una teoría sobre el funcionamiento mental.
-un método de investigación.
-como una forma de ver y entender los fenómenos sociales y culturales.
-como un método de tratamiento para problemas psíquicos.
Freud se refería a este último como “el oro puro”, en cuanto a ser un tratamiento suficientemente completo, complejo y profundo, logrando intervenir sobre la personalidad de los pacientes. Yo estoy de acuerdo con esto y por eso me formé como psicoanalista bajo ciertos principios característicos del método. Soy un convencido de que trabajar con un paciente usando un diván y con sesiones de alta frecuencia (3 a 5 veces por semana) por un período prolongado hace que el paciente se exprese de formas muy distintas, espontáneas y seguras, llegando a usar su proceso y la relación con su analista para desplegar la luz y la oscuridad de su mundo interno. Con el tiempo hay un aprecio por lo significativa que es la propia experiencia y se logra encontrar formas distintas de vivirla- en el camino los síntomas tienden a ceder. Ahora bien, lo más importante para un analista y su trabajo es su propio análisis personal, su experiencia como paciente. Algo de esto es lo que he intentado transmitir en esta jornada.
No es necesario que todo trabajador de la salud tenga un psicoanálisis bien hecho, pero sí creo que es necesario que haya algún espacio que los acerque a conectarse con lo profundamente significativa que es la experiencia humana. Con esa sensibilidad es otra la forma en que nosotros recibimos a nuestros pacientes, y es otra la disposición con que ellos nos abren las puertas de aquel mundo interior.
El psicoanálisis no es sólo un método, sino una forma de pensar, una actitud. Tal como Freud decía, sus aplicaciones son varias, y hoy en día sabemos que el mismo método debe ser modificado técnicamente para abordar algunas situaciones clínicas en particular. Creo que uno debe hablar de tratamiento psicoanalítico para diferenciarlo de un psicoanálisis propiamente tal, y así uno puede considerar tratamientos psicoanalíticos en instituciones de salud pública. Ahora bien, al ser una institución, son muchos los actores y hay que buscar formas en que estén todos alineados en una misma actitud. Esto es lo que el llamado modelo Tavistock con sus distintos métodos psicoanalíticamente pensados, como lo es la observación de bebés, busca desarrollar.