El sicólogo del Hospital de Marchigüe, Víctor Madariaga, instó a la comunidad a realizar acciones que colaboren con la protección individual y, por sobre todo, llamó a realizar obras por quienes nos rodean.
El resguardo y los cuidados que tomamos como individuos, con la familia, en el trabajo o en los lugares públicos se ha transformado en el eje más relevante a seguir durante esta pandemia de Covid-19.
La Red Asistencial de O´Higgins también ha tomado los resguardos pertinentes y ha focalizado su atención de salud en las consultas remotas. Es en este sentido, que el equipo de salud mental del Hospital de Marchigüe realiza, diariamente, consultas con sus pacientes, donde enfatizan las herramientas de autocuidado, pero también aconsejan sobre cómo ayudar al otro. En el fondo, los profesionales recalcan el mensaje “que la distancia física, no se transforme en distancia social”. A juicio del equipo, esto quiere decir que colaboremos con mantener los cuidados de confinamiento y cuarentena, en caso de ser necesarios, pero que no signifique alejarnos de nuestros seres queridos y de nuestro entorno. ¿Cómo? Utilizando las herramientas tecnológicas y de otra índole, que nos permitan prevenir, superar o sobrellevar los posibles trastornos que puede traer consigo el escenario que estamos viviendo. Por ejemplo, llamadas o videollamadas a los padres, proveer de canastas de alimentos, retiro de medicamentos de un adulto mayor o enviar un mensaje positivo.
Existen también diversas plataformas como Hospital Digital y la red intersectorial de servicios de salud mental remota, que están disponibles, para que la población pueda consultar.
El psicólogo de la unidad de salud mental de Hospital de Marchigüe y profesional de salud mental del Departamento de Salud Municipal de esa comuna, Víctor Madariaga, aborda este tema.
¿Qué es y en qué consiste la ética del cuidado?
“Nace a partir de una nueva manera de considerar, por parte de la psicóloga social Carol Gilligan, las investigaciones sobre el desarrollo moral en niños y niñas realizadas por el investigador norteamericano Lawrence Kolhberg. Este último llegó a plantear que el desarrollo moral de cada individuo se producía desde la dependencia a la autonomía, a través de la adquisición de valores universales que guían nuestras prácticas y reflexiones morales. Sin embargo, desde esta perspectiva, Carol Gilligan nota que las niñas tendían a presentar un desarrollo menor en cuanto a la moral, lo que la lleva a suponer que podría estar operando un prejuicio de género”.
“Entonces, consideró los planteamientos de las niñas del experimento de Kolhberg como una “voz diferente”, ya que apuntaban a considerar los contextos y las situaciones siendo estos tan importantes como los principios morales universales. Lo que le permitió sostener que el desarrollo moral no necesariamente apunta a una independencia, sino a una interdependencia basada en el reconocimiento de la vulnerabilidad y el apoyo mutuo”.
“Es por eso, que desde esta perspectiva emerge una “ética del cuidado” que resitúa la importancia de las redes de cuidado. De alguna manera, nadie está donde está si es que no ha sido o es cuidado por un otro, y su desarrollo moral dependerá también de estas experiencias y no solo de un aprendizaje abstracto de normas morales. Lo que nos llama a considerar al cuidado no desde una posición inferiorizada y poco relevante, sino como una importante instancia que además responde a los contextos particulares donde ocurre”.
¿Qué aplicaciones desde la ética del cuidado podemos visualizar en los tiempos de pandemia?
“Desde esta perspectiva se pueden realizar productivas lecturas de este tiempo. Por ejemplo, el vocablo “care” en inglés no solo implica la acción concreta de cuidar, sino que apunta a una dimensión, incluso, a una disposición de “tomar cuidado”, “prestar atención” o “preocuparse”. Es decir, la ética del cuidado no sólo incluye aspectos materiales (comida, abrigo, higiene, etc.) sino también inmateriales (afecto, contención, escucha, empatía, etc.), en la constitución y mantención de nuestras vidas”.
“En ese sentido, la pandemia nos muestra la importancia de mantener, de alguna manera, estos regímenes de cuidados, que en tiempos “normales” pasan desapercibidos. Aunque en este contexto a veces han tenido que pausarse algunas prácticas de cuidado en términos materiales (por el distanciamiento físico), no por ello otras maneras ligadas al cuidado inmaterial. Entonces, pensarnos desde la ética del cuidado nos permite considerar la importancia de una red de interdependencia de cuidados que sostiene nuestras vidas y en estos momentos de suma vulnerabilidad, nos permite tomar cuidado del otro y también, de nosotros mismos”.
¿Cómo la ética del cuidado puede contribuir a la salud mental en los tiempos que vivimos?
“Nos puede servir para enfatizar la importancia de mantener contacto con nuestros pacientes y usuarios, con la población que atendemos. Muchas veces en este periodo los tratamientos, que en la actualidad son principalmente remotos, se ven interrumpidos por condiciones sociales, económicas e incluso geográficas. Sin embargo, ha resultado esperanzador constatar que, aunque las condiciones no son las óptimas, el hecho mismo de preocuparse, atender y en ese sentido, cuidar, puede colaborar con disminuir la emergencia de patología en salud mental. Pero también, si no es posible prevenir y considerando los difíciles tiempos que se viven en cuanto a salud mental (desempleo, duelos, trastornos adaptativos, crisis angustiosa y depresivas, intentos suicidas), que los y las usuarios/as sepan que hay alguien del otro lado dispuesto a escuchar, contener y reflexionar junto al usuario sobre ese malestar para buscar estrategias que permitan aminorarlo, ya puede ayudar a hacer este tiempo más llevadero”.
¿Desde la ética del cuidado que mensaje puede entregarle a la comunidad y a los profesionales de salud?
“Los invito a repensar el cuidado como parte fundamental del proceso de constitución y mantención de la vida, esto con el fin de indagar y buscar las estrategias que nos permitan cuidarnos, respondiendo y considerando los contextos donde ocurren estas prácticas. Hoy cuidarnos es cuidar a los demás. A la comunidad en específico es al autocuidado y a no desmerecer las acciones que pueden ir en ayuda de otro, una llamada, un mensaje, una ayuda con algún procedimiento que se pueda hacer difícil en este tiempo a los demás, como por ejemplo las compras de alguien que está contagiado o el retiro de medicamentos de un adulto mayor. También puede contactarse con sus municipalidades y organizaciones sociales del territorio donde habitan. Finalmente, no hay que olvidar también la reciente implementación del hospital digital y la red intersectorial de servicios de salud mental remota disponibles para que la población pueda consultar en el siguiente link.”
“Con respecto a los profesionales, trabajadores y funcionarios, el llamado es a pensar la importancia de los cuidados para sus usuarios, pero también para ellos como equipo. Es importante cuidarnos para cuidar, y dentro de los aspectos a cuidar, no sólo está la salud física, sino también la psíquica, como dicen el lema “no hay salud sin salud mental”. En ese sentido, hay que recordar que existe la mesa de ayuda psicológica y apoyo emocional en el Hospital Digital”.