Mediante una alianza estratégica las unidades de Salud Mental, pertenecientes a los Hospitales de Marchigüe y Pichilemu, se han unido para relevar la importancia de la prevención de drogas y alcohol en este periodo.
La unidad de Salud Mental del Hospital de Marchigüe se encuentra ad-portas de lanzar el nuevo libro “Algunas contribuciones psicoanalíticas a la Salud Pública, volumen II)”. Y como una manera de contribuir al contexto epidemiológico en que se encuentra el país, el mencionado recinto de salud efectuó una alianza estratégica con el Hospital de Pichilemu, con el fin de abordar los riesgos del consumo excesivo de alcohol y drogas en esta pandemia.
En esta línea, los profesionales del Hospital de Marchigüe se contactaron con la psicóloga, Eugenia Gros, coordinadora del Centro de Tratamiento de Rehabilitación del Hospital de Pichilemu, con el propósito de entregar ciertas recomendaciones que permitan fortalecer los ámbitos protectores y el manejo de aquellos elementos de riesgo asociados al consumo de alcohol y drogas y sus implicancias en la salud de las personas.
Para abordar lo anterior, profesionales de ambos recintos asistenciales respondieron dudas y compartieron criterios que a todos sirven.
¿Cuáles son los riesgos asociados al consumo desmedido de alcohol y drogas en pandemia?
-Existe la creencia de que el consumo de alcohol y/o drogas podría ayudar a manejar ciertos malestares, como por ejemplo la ansiedad, la tristeza, las preocupaciones, el insomnio, entre otras. Pero, muy por el contrario, las consecuencias del abuso de cualquiera de las sustancias pueden llevar a incrementar estos sentimientos. Además, podrían desencadenar otras dificultades aún mayores, que son muy difíciles de manejar. La trampa que esconde el abuso del consumo de alcohol y drogas es la de tener la Ilusión de que se resuelve algo en la vida de las personas. Entones es importante señalar que se trata de un malestar de carácter psíquico y que dedicarse a resolverlo por medio del consumo de sustancias puede ocasionar que el problema sea aún mayor.
Existen dos tipos de consecuencias. A nivel físico, las consecuencias principales tienen que ver con el debilitamiento del sistema inmunológico y la disminución de la capacidad respiratoria. En este sentido, es de utilidad recordar la importancia de mantener un sistema inmune fuerte, y advertir de las afectaciones respiratorias que conlleva el consumo a través de la inhalación o aspiración de cualquier sustancia. Esta práctica hoy puede tener serias consecuencias, al tratarse el COVID-19 de un virus respiratorio.
A nivel psicológico las consecuencias principales tienen que ver con la posibilidad de generar un consumo problemático. Esto comprendería un riesgo muy grande, ya que es muy posible que sólo se pueda resolver esta problemática a partir de la realización de un tratamiento especializado. Otra consecuencia psíquica es el llamado síndrome abstinencia, que se refiere a aquellos síntomas físicos y psicológicos que una persona experimenta cuando deja de consumir alguna droga y/o alcohol y que en la mayoría de las veces requiere el manejado de un equipo de especialidad mediante la contención psicológica y farmacología, dependiendo de la gravedad del caso.
No se puede dejar de mencionar la pérdida de lucidez y sus consecuencias asociadas. Sabemos que una persona bajo los efectos de una intoxicación alcohólica, por ejemplo, pierde muchas veces el juicio de la realidad. Esto podría no sólo tener consecuencias graves para la persona que está en consumo, sino que también puede ser un riesgo para quienes lo rodean.
¿Qué se entiende por consumo perjudicial y por consumo dependiente?
– En un consumo perjudicial decimos que el compromiso biopsicosocial de la persona es moderado, en cambio en una persona que presenta un consumo dependiente, el compromiso biopsicosocial es de moderado a severo.
En un consumo dependiente sea de alcohol y/o drogas, la persona ve afectada las distintas áreas de su vida, estas están dañadas y desorganizadas: salud física, mental, y vínculo con los otros. Por ejemplo, una persona que pierde su trabajo, que pierde el interés por cosas que antiguamente si le interesaban, donde los vínculos con los otros significativos se han dañado: familia, amigos, comunidad etc. Además, presenta síntomas asociados a otras patologías psíquicas, como por ejemplo una depresión. En definitiva, en este tipo de consumo, la persona pierde el interés en general, y solo existe un único deseo que es la necesidad imperiosa de consumir.
En el consumo perjudicial, la persona afectada, a pesar de vivenciar un compromiso biopsicosocial moderado, es capaz de sostener parcial o totalmente una actividad sea de carácter laboral o educacional. Esta sería una de las distinciones más importantes, un tipo de consumo y el otro. Pero, es importante comprender que en ambos casos es necesario realizar un tratamiento para poder superar esta problemática.
¿Cómo se relacionan las adicciones y la salud mental?
-A la pandemia por el Coronavirus se va a sumar una pandemia de salud mental, a raíz del miedo, la ansiedad, la angustia, la soledad, sumando a las problemáticas económicas. En este ámbito, la salud mental está estrechamente relacionada. Un problema de adicción siempre deteriora la salud mental, y una salud mental deteriorada en muchas ocasiones es un factor de riesgo para el consumo de sustancias. Hoy más que nunca debemos poner atención en ambas problemáticas. Las adicciones-salud mental-salud física, son parte de un sistema integral. Existen diversos estudios que señalan, que en un porcentaje altamente significativo de suicidios son cometidos bajo la ingesta de algún grado de alcohol. Esto nos debe llevar a reflexionar de cara a los difíciles tiempos que estamos viviendo, en donde la promoción del autocuidado, la prevención del consumo de drogas, la promoción y acceso a la salud mental, van a poder ser aportes significativos a nuestra población en el mañana.
Antes de la pandemia ya existían prevalencias significativas a nivel país en estas materias. Es importante comprender que debemos procurar comportamientos que nos permitan mantener la lucidez en a la realidad que afrontamos, que claramente puede ser dura de afrontar y en muchos casos se deberá contar con mayor asistencia, acompañamiento y tratamientos en lo que a salud mental respecta. Los mayores grupos de riesgos son justamente pacientes que presentaban antes de la pandemia problemáticas de adicciones, enfermedades de salud mental, los niños, los adultos mayores, aquellas personas que se han contagiado y todas las personas que se han vistos afectados en su economía y no se puede dejar de lado todos los funcionarios de salud. Para ello se están abriendo canales formales para las consultas de salud mental en tiempos de pandemia a los que la comunidad puede recurrir. Espero que, en un futuro no muy lejano, podamos reencontrarnos como comunidad y podamos hablar de cómo hemos vivido y sorteado estos tiempos difíciles y comenzar a reconstruir nuevas formas de convivir centradas en el cuidado y el apoyo mutuo.