Se trata de los doctores Jaime R. Cabrera Pardo (38) y Ramón Ahumada Rudolph (37), ambos académicos del Departamento de Química de la Universidad del Bío-Bío, quienes recogieron muestras por 16 días en marzo, en la región más austral de Chile.
Encontrar moléculas en hongos en la Antártica que puedan controlar algunos mecanismos involucrados en el Alzheimer, fue la misión que iniciaron los investigadores del Departamento de Química de la Universidad del Bío-Bío (UBB), Jaime R. Cabrera Pardo y Ramón Ahumada Rudolph, quienes en marzo, recolectaron más de 60 muestras en la región más austral de Chile.
Los investigadores buscaron hongos en sustratos vegetales, suelo, sedimentos y agua de mar, los que durante su visita procesaron en el laboratorio microbiológico de la Base Científica Profesor Julio Escudero, ubicada en la Antártica y que es administrada por el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Con los hongos extremófilos recolectados y que cohabitaban en los ambientes Antárticos, ahora los científicos están realizando un estudio de secuencia genética para analizar sus nucleótidos y comparar con la base mundial de datos Genbank, que reúne más de 2.450 millones de cepas con registro de identificación o si corresponde a una nueva especie.
El doctor en Química Orgánica de la Universidad de Chicago (USA, Fulbright Fellow) y Postdoctorado en la Universidad de Cambridge (UK, Marie Curie Fellow), Jaime R. Cabrera Pardo, señaló que “la importancia de la exploración que realizamos en la Antártica, es la posibilidad de aislar microorganismos que habitan en condiciones extremas e inexploradas que ofrece esa zona, donde se producen moléculas con características y potencialidad únicas”.
Además, dijo que “fue una experiencia extraordinaria en un lugar excepcional, ya que todas las tardes acordábamos trayectos de rutas en senderos, bahías, cerros y glaciares, en búsqueda de lugares que pudiéramos encontrar especies de hongos. Fotografiamos cientos de setas, tanto en musgos, suelo y restos de madera”.
Por su parte, el Director Nacional del Instituto Antártico Chileno, Dr. Marcelo Leppe manifestó que “la Antártica es un ecosistema que se encuentra confinado hace 23 millones de años y rodeado por la corriente circumpolar Antártica, el cual que posee una flora, fauna y microorganismos con características singulares, gracias a sus mecanismos evolutivos y caminos filogenéticos. Es así que existe la posibilidad de descubrir biomoléculas y productos naturales con aplicaciones relevantes en biomedicina que han sido desarrollados por organismos antárticos como respuestas a distintos estímulos ambientales”.
Agregó que “esto propicia a que los estudios de hongos sólo se han enfocado en simbiosis con líquenes o sistemática en escenarios de cambio climático. Pero no así, en extraer sus productos naturales para potenciales usos en biomedicina. Por lo tanto, el estudio de estos hongos con características únicas, es una contribución de gran importancia para estudios celulares en neuroprotección del Alzheimer entre otras enfermedades de relevancia en nuestro país y en el mundo”.
La búsqueda de una solución
Las enfermedades neurodegenerativas son unos de los retos socio-sanitarios de la actualidad, siendo el Alzheimer una de las más prevalentes. Esta patología se caracteriza por un deterioro cerebral, que culmina con un daño cognitivo y trastornos del comportamiento.
Se estima que a nivel global, sobre 40 millones de personas padecen algún tipo de demencia. La prevalencia de esa enfermedad en la población chilena total es de alrededor del 1%, cifra que sube cercano al 7% en la población mayor a 60 años de edad.
El doctor en Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción y Post-Doctorado UBB, Ramón Ahumada Rudolph, dijo que “nuestra investigación buscará en nuestro Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable – LabQAS, en un periodo de 3 años, metabolitos secundarios obtenidos de hongos aislados desde ecosistemas antárticos, donde realizaremos ensayos antioxidantes, antimicrobianos, inmunomodulares y principalmente moléculas con actividad neuroprotectoras en ensayos celulares de laboratorio”.
“De ser positivos nuestros resultados, lo siguiente será dilucidar las estructuras químicas de las moléculas, ya que con ello comenzaría una nueva investigación utilizando modelos experimentales más avanzados que corresponde a un estudio y pruebas de larga data, con el fin de encontrar un remedio asertivo para el Alzheimer”, concluyó Ahumada.